- Tiene fiebre alta y persistente.
- Su resfriado se vuelve inusualmente malo.
- Ha perdido peso repentinamente y sin explicación.
- Te falta el aliento.
- Experimenta dolor severo en el pecho, el abdomen o la pelvis.
- Ha cambiado el movimiento intestinal o la micción.
- Los destellos brillantes interrumpen su visión.
- Experimenta confusión o cambios de humor.
Cómo Saber Si Deberías Ser Médico

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